La primera vez que oí una voz flamenca, estaba en mi cuna. No lo recuerdo, pero así fue. Años más tarde y lejos de mi pueblo gaditano, empecé a cantar para sentirme más cerca de aquella estrella. Desde entonces canto para expresar sentimientos y emociones. Siempre pienso que, tras esta pasión insaciable, se esconde ella, persona a la que le debo mi vida y el amor por este arte. Apasionada del flamenco desde hace muchísimos años, pero fue a raíz de una colaboración en un espectáculo en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián donde me sentí más capaz para conseguir mi
objetivo: cantar flamenco.
No ha sido un camino fácil, pero hoy por hoy puedo decir que estoy más cerca de conseguirlo.
He colaborado en diferentes proyectos de danza flamenca:
“Luna Nueva” dirigido por Soledad Ruz, “Mareas de Violetas”, de Ángela Cruces y he participado durante 3 años en diferentes proyectos en el centro cultural de Bayona (Francia).
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